El cuerpo busca la forma de manifestarse cuando algo le falta o le sobra. En el caso del déficit de proteínas, este presenta ciertos síntomas específicos que pueden ir desde la salud física hasta la mental.
Las proteínas son los compuestos ideales para el bienestar de los músculos, órganos y huesos. Asimismo, el cabello, la piel y las uñas se ven favorecidas por su absorción a través de los alimentos.
La Asociación Española de Enfermería en Cardiología indica que cuando hay deficiencias severas se ve afectado el crecimiento, la respuesta inmunológica, la producción de enzimas y la regulación de hormonas.
Síntomas del déficit de proteínas en el cuerpo
El déficit de proteínas en el cuerpo se manifiesta con síntomas como las fracturas por estrés, debido a que la protección de los huesos deriva en gran medida de una dieta rica en este tipo de alimentos. Tanto el cabello como las uñas pueden lucir quebradizos, débiles y sin brillo.
El sitio médico Health confirma que la pérdida de peso, derivada de la disminución del músculo, es otra de las señales. Así como las muestras de debilidad a mediano plazo, que se caracterizan por cansancio, lentitud e incluso dificultad respiratoria.
El sistema inmune también podría presentar fallas, gracias a la disminución de anticuerpos. “Si no tienes suficiente proteína, podrías tener un sistema inmunológico comprometido y quizás enfermarte con más frecuencia que otras personas”, manifiesta la nutricionista Leslie Bonci al medio.
Otras formas de identificarlo
Los antojos alimenticios son parte de los síntomas del cuerpo que tiene déficit de proteínas, debido a que se desarrollan alteraciones en los niveles de azúcar en la sangre y ello suele traducirse en “bajones de energía”, conforme indica un artículo del sitio de bienestar CuerpoMente.
También es probable que haya cambios de humor, trastornos mentales, ojos hinchados, retención de líquidos y mala cicatrización en las heridas, por la lentitud en la regeneración celular.
Cabe destacar que tanto los alimentos de origen vegetal como los de origen animal tienen las facultades para satisfacer las necesidades proteicas. Sin embargo, estos últimos contienen generalmente una proporción mayor.