Las mujeres son víctimas de violencia de género y el cambio climático es un factor que intercede aún más en esta situación ya que multiplica las amenazas, pues aumenta las tensiones sociales, políticas y económicas en los países menos desarrollados. Donde el 70% de la población más pobre del mundo son mujeres y el 80% de los refugiados climáticos también.
De igual forma, el cambio climático y los desastres ponen en peligro la salud de las mujeres y las niñas, dado que restringen sus posibilidades de acceder a los servicios y la atención médica, además, de aumentar los riesgos relacionados con la salud infantil y maternal. También, las temperaturas extremas incrementan la incidencia de la mortalidad, y el cambio climático favorece la propagación de las enfermedades transmitidas por vectores, como la malaria, el dengue y el virus de Zika, que están relacionadas con complicados resultados maternales y neonatales.
De acuerdo con el informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicado en la Conferencia sobre el Cambio Climático de Bonn, explica que las mujeres suelen experimentar los efectos del cambio climático de forma diferente a los hombres. Además, señala qué: “Los impactos climáticos, especialmente los fenómenos meteorológicos extremos, están afectando a las tareas de mujeres y hombres en todo el mundo, especialmente en las zonas rurales«, dijo Fleur Newman, jefa del equipo de igualdad de ONU Cambio Climático.
Asimismo, el aumento de la violencia de género tras una catástrofe climática se mencionó en todas las presentaciones. Según las aportaciones del Centro de Ginebra para la Gobernanza del Sector de la Seguridad, la violencia de género es frecuente en las zonas de conflicto que, a su vez, también corren más riesgo de sufrir fenómenos meteorológicos extremos. Por ejemplo, las mujeres y las niñas de Colombia, Malí y Yemen corren un riesgo especial de sufrir violencia de género debido a la combinación de los efectos del cambio climático, la degradación del medio ambiente y los conflictos.
A la vez, las mujeres son agentes de cambio ya que son múltiples las activistas medioambientales que han surgido y luchado por la crisis del cambio climático, sin importar su condición social, política y múltiples obstáculos que se les presentan.
Es así como las mujeres se han reivindicado en muchas áreas de la vida, asimismo, en nuestro país que ha sufrido múltiples consecuencias del cambio climático es que destaca la joven activista y fundadora de la Fundación Tremendas, Julieta Martínez. Con tan solo 19 años participó en la Cumbre del Clima y la COP 26 de Glasgow. Su fundación trasciende a 20 países y realiza esta lucha bajo un enfoque con perspectiva de género, ya que cuenta con una academia gratuita llamada Climáticas, que tiene como objetivo entregar una educación medioambiental y desarrollos de proyectos de acción climática para niñas.
A través del medio El País, señala lo siguiente: ““Es importante darse cuenta de que hoy en día muchas problemáticas que afectan el mundo están absolutamente conectadas. La crisis climática no es género neutral, no es coincidencia que el 80% de los refugiados climáticos sean mujeres y niñas. Ellas son 14 veces más susceptibles de fallecer en un desastre natural”, señala Julieta Martínez.
Por otro lado, nuestro país alberga las mayores tasas de zonas de sacrificio y contaminación medioambiental, la zona más afectada es Quintero, conocida como “el Chernóbil chileno”. Solo en la zona de sacrificio de Quintero-Puchuncaví viven más de 50.000 personas – 150.000 en las otras cuatro –, acostumbradas a la lluvia ácida y a las nubes verde-amarillentas de gases tóxicos. De igual forma, las mujeres han sido víctimas y testigos de numerosos incidentes graves de contaminación.
Es así como organizadas las activistas feministas, recurrieron a la ley para denunciar la violación de sus derechos, y se conectaron con redes locales, regionales y nacionales. Logrando así una importante victoria en contra de la contaminación y abusos ocasionados en la zona, que provocó el cierre de una planta de Codelco bajo el mandato del Presidente Gabriel Boric.
“Nos cuesta celebrar esto como un logro, porque nos queda mucho camino por recorrer”, agregó la abogada ambientalista Alejandra Donoso, pero reconoció que “de hecho, lo es”.
El cierre de la fundición de Ventanas implica la construcción de una nueva instalación, siguiendo estrictas normas ambientales internacionales, lejos de la bahía. “Se va a construir una nueva fundición, con tecnología de punta, en otro lugar. Es una decisión valiente del presidente”, dijo Flavia Liberona, directora de Terram, un grupo ambientalista que trabaja en Quintero-Puchuncaví.
Las activistas y las agrupaciones sociales aún deben oponerse a la “falsa dicotomía entre progreso económico y cuidado del medio ambiente”, advirtió Donoso, recordando la reacción inicial de los trabajadores de Codelco ante el cierre de la fundición.