Actualmente en nuestro país se disputa una licitación del litio, mineral también conocido como «oro blanco», la cual ha generado grandes controversias. El litio se ha convertido en un mineral muy codiciado tanto por su alto valor adquisitivo como por ser considerado clave para la transición energética.

En su estado puro, el litio es un metal blando de color plateado que oxida en aire o agua rápidamente. Además, es el metal más liviano conocido, con una densidad casi la mitad de la del agua (0,535 g/cm3), contando con excelentes propiedades para la conducción del calor y la electricidad. Se encuentra presente en baterías de celulares, computadores, automóviles y en tecnologías como la del vidrio, cerámica, grasas lubricantes, y en industria farmacéutica ya que las sales de litio son estabilizantes del humor y utilizadas para el tratamiento de ciertos tipos de depresión. Así mismo, se encuentra principalmente en salmueras y minerales de roca.

En Chile, lugar donde existe una de las mayores reservas de litio del mundo, se obtiene a través de un proceso de bombeo de la salmuera en los yacimientos de Atacama y almacenado en grandes balsas, en pleno desierto. Ahí, el agua de la salmuera se evapora como consecuencia de la radiación solar, resultando acumulaciones de litio con otras sales y minerales. Su impacto ambiental es bastante similar al de otros metales también extraídos en nuestro país.

Uno de los puntos más controversiales es cómo interaccionan los depósitos de agua dulce y de salmuera, y el impacto que esto tiene sobre la escasez hídrica de la zona, donde las comunidades locales ya han manifestado su preocupación al respecto, contando con menos agua para el ganado y la sequía de ríos y humedales. De esta misma manera, y contradiciendo los estudios de las propias empresas mineras, un estudio de la Universidad de Arizona indica que la extracción intensiva puede provocar el agotamiento de gran parte de los recursos hídricos de Atacama junto a una disminución del acuífero, y por tanto, efectos negativos para su equilibrio hídrico y ecosistemas.

El litio se ha convertido en uno de los minerales más codiciados en el planeta, visto como nueva oportunidad de obtener dinero, progreso y como aporte en la transición energética, y Chile pose el 52% de las reservas de este mineral. Ante esto últimamente se ha iniciado un polémico proceso para llevar a cabo una licitación que consiste en entregar a privados, la producción de 400.000 toneladas de litio metálico comercializable, por 29 años, el cual ha sido puesto en pausa desde la Corte de Apelaciones de Copiapó, donde se acogieron los dos recursos de protección interpuestos para parar dicha licitación.

En fallos unánimes, la Primera Sala del tribunal de alzada -integrada por la ministra Marcela Araya Novoa, el fiscal judicial Carlos Meneses Coloma y la abogada integrante Verónica Álvarez Muñoz- acogió las órdenes de no innovar pedidas por el gobernador regional de Atacama y de comunidades indígenas, respectivamente, y dio un plazo de 10 días para que la parte recurrida evacue un informe sobre la materia. “Téngase por interpuesto recurso de protección. Pídase informe a los recurridos (ministro de Minería y subsecretario de Minería), el que deberá evacuarse dentro del décimo día, debiendo acompañar todos los antecedentes que obren en su poder”, ordena la corte de esa ciudad.

Conocida la noticia, desde el ministerio, a través de una declaración pública, señalaron que “respetamos las resoluciones del Poder Judicial. Sin perjuicio de ello, nos encontramos analizando los antecedentes y responderemos conforme a las herramientas y plazos que nos entrega la ley”. No obstante, la autoridad gubernamental afirmó que “la orden de no innovar no significa la cancelación definitiva de la licitación en curso. Solo implica que esta se suspende temporalmente mientras se resuelve el presente recurso”.